¿Es estudiar realmente tan
tedioso como lo pintan? ¿Debo estar horas, horas y horas con los codos hincados
en una mesa para intentar aprender algo? ¿Es cierto que con solo repetir una y
otra vez un concepto quedará grabado en mi cerebro? Estas preguntas nos las
hacemos todos los estudiantes del mundo.
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Aunque es cierto que cada quien
aprende de una manera diferente, y eso es respetable, también es cierto que
queremos, necesitamos ser eficientes en el proceso del aprendizaje. Pensar en esto
me llevó a recordar al héroe de mi infancia (¡y la de muchos!): “El Chapulín
Colorado”. ¿Era efectivo El Chapulín? Pues sí, realmente no puedo recordar un
capítulo en el cual no cumpliera su cometido. Ahora bien, ¿Era eficiente
nuestro querido Chapulín Colorado? Pues no, ¿cuántas veces no lo vimos
equivocarse, golpear al bueno, ayudar al malo, caerse, perder el tiempo?
Tampoco puedo recordar un capítulo en donde no lo haya visto hacer una o varias
de esas cosas.
Y es aquí en donde debes
preguntarte: ¿Cuánto tiempo quiero pasar estudiando mi carrera? ¿Cuánto tiempo
quiero o puedo pasar realizando un ensayo, un resumen, o en aprender una
lección? Muy probablemente tu respuesta sea: el menor tiempo posible, y aquí
entra la eficiencia y este método tan interesante.
Richard Feynman era un físico,
Premio Nobel; que tenía la magnifica capacidad de explicar todo de una manera
tal que sus estudiantes disfrutaban con sus explicaciones (y esto de por si es
una gran hazaña). ¿Cuál era su secreto?
Pues, yo diría que tenía 2: en
primer lugar, disfrutaba lo que hacía, le fascinaba explicar cosas, y en
segundo lugar lo hacía con mucha sencillez. Con esa base, él desarrolla
una técnica para poder aprender de manera más eficiente, lo que hoy conocemos
como el “Método Feynman”, el cual consta de varios pasos; vamos a
verlos:
Escoge el tema
En primer lugar, necesitas escoger
el tema. ¿A que nos referimos? Un capítulo de un libro o un objetivo
completo es algo muy, muy amplio para comprender de un solo tirón. Es por eso
que escoger el tema se refiere al tópico en específico que quieres
aprender. Lo lees y mientras lo haces vas tomando notas con tu método
preferido. Eso sí, lo más sencillo que puedas, olvídate de las palabras
rebuscadas y del lenguaje técnico por un momento, todo en castellano sencillo y
llano. Esto es de suma importancia y es la clave, la sencillez.
Explica el tema
Ahora viene el paso 2. Busca a
un niño, ofrécele una recompensa (por supuesto) y pídele que te escuche con
atención. Comienza e explicarle el tema lo más sencillamente que puedas;
si ese niño te entiende habrás logrado tu objetivo. ¿Por qué estamos seguros? Porque
para explicar algo de forma tan sencilla, que hasta un niño puede entender, necesitas
haberlo comprendido a un grado tal que puedes enseñarlo; y eso, en muchos temas,
es más valioso que una simple memorización.
Y tal vez te preguntes: ¿Qué hago
si no tengo un niño cerca? O ¿Qué hago si hay niños, pero no dulces
disponibles? Todos tenemos un amiguito, de hecho, hablamos mucho con el: “Mi
Mismo”, ¿lo recuerdan? Pues si lo necesitan el estará dispuesto a escuchar. Lo
importante es que le expliques a alguien lo que hayas comprendido del tema; y
esto nos lleva al siguiente paso.
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Repasa lo que no has comprendido
En tercer lugar, identifica
cuales son los errores en tu comprensión. Para esto te va ayudar “el niño”.
Él podrá decirte lo que pudo entender, es decir, todo aquello que comprendiste
y explicaste de forma sencilla. También podrá decirte lo que no pudo entender,
es decir, todo aquello que no pudiste comprender tú tampoco y, por lo tanto, o
no lo explicaste o no pudiste hacerlo de forma sencilla. Y aquí hay otra
“maravilla” de este método ¿Cuál es?, quizás te preguntes, ahora sólo tienes
que repasar lo que no tienes claro, en lugar de leer el mismo material una
y otra vez. Así estás optimizando tu tiempo. Así que vuelve al paso uno, con la
ventaja que ya tienes un tema aún más específico en el que centrarte.
Vuelve a explicar
Por último, revisa y simplifica lo
aprendido y “llama al niño” otra vez y procede a explicarle nuevamente.
De seguro habrás buscado palabras más sencillas y coloquiales, elementos
visuales o ejemplos para explicar todo mejor.
Y todo esto es muy bonito, pero
hay más. Ya hemos dicho que en un ensayo se requiere que expongas tu punto de
vista de una tesis y argumentes a favor o en contra de la misma. Ahora bien, imagínate
que desde la primera lectura abordas el tema con la idea precisa de comprenderlo,
de poder explicarlo; esto hace que la chispa crítica se encienda, aún sin darte
cuenta, y tu ensayo (o las ideas principales de tus argumentos y tesis) broten
con facilidad.
Por último, queremos que
recuerdes que el método Feynman: no se centra en la memorización, más bien coloca
como base la compresión profunda y demostrar lo comprendido a través de la
explicación. Si eres capaz de explicar el tema, ¡Felicitaciones, lo lograste!
excelente articulo. Muchas gracias!
ResponderEliminarBuenisimo Yit, ya lo voy a poner en practica
ResponderEliminarMe encantó
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ResponderEliminarExcelente información.
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