El método Feynman... Eficiencia al estudiar


¿Es estudiar realmente tan tedioso como lo pintan? ¿Debo estar horas, horas y horas con los codos hincados en una mesa para intentar aprender algo? ¿Es cierto que con solo repetir una y otra vez un concepto quedará grabado en mi cerebro? Estas preguntas nos las hacemos todos los estudiantes del mundo.


 <a href="https://www.freepik.es/fotos/vintage">Foto de Vintage creado por jannoon028 - www.freepik.es</a>

Aunque es cierto que cada quien aprende de una manera diferente, y eso es respetable, también es cierto que queremos, necesitamos ser eficientes en el proceso del aprendizaje. Pensar en esto me llevó a recordar al héroe de mi infancia (¡y la de muchos!): “El Chapulín Colorado”. ¿Era efectivo El Chapulín? Pues sí, realmente no puedo recordar un capítulo en el cual no cumpliera su cometido. Ahora bien, ¿Era eficiente nuestro querido Chapulín Colorado? Pues no, ¿cuántas veces no lo vimos equivocarse, golpear al bueno, ayudar al malo, caerse, perder el tiempo? Tampoco puedo recordar un capítulo en donde no lo haya visto hacer una o varias de esas cosas.
Y es aquí en donde debes preguntarte: ¿Cuánto tiempo quiero pasar estudiando mi carrera? ¿Cuánto tiempo quiero o puedo pasar realizando un ensayo, un resumen, o en aprender una lección? Muy probablemente tu respuesta sea: el menor tiempo posible, y aquí entra la eficiencia y este método tan interesante.
Richard Feynman era un físico, Premio Nobel; que tenía la magnifica capacidad de explicar todo de una manera tal que sus estudiantes disfrutaban con sus explicaciones (y esto de por si es una gran hazaña). ¿Cuál era su secreto?
Pues, yo diría que tenía 2: en primer lugar, disfrutaba lo que hacía, le fascinaba explicar cosas, y en segundo lugar lo hacía con mucha sencillez. Con esa base, él desarrolla una técnica para poder aprender de manera más eficiente, lo que hoy conocemos como el “Método Feynman”, el cual consta de varios pasos; vamos a verlos:

Escoge el tema

En primer lugar, necesitas escoger el tema. ¿A que nos referimos? Un capítulo de un libro o un objetivo completo es algo muy, muy amplio para comprender de un solo tirón. Es por eso que escoger el tema se refiere al tópico en específico que quieres aprender. Lo lees y mientras lo haces vas tomando notas con tu método preferido. Eso sí, lo más sencillo que puedas, olvídate de las palabras rebuscadas y del lenguaje técnico por un momento, todo en castellano sencillo y llano. Esto es de suma importancia y es la clave, la sencillez.

Explica el tema

Ahora viene el paso 2. Busca a un niño, ofrécele una recompensa (por supuesto) y pídele que te escuche con atención. Comienza e explicarle el tema lo más sencillamente que puedas; si ese niño te entiende habrás logrado tu objetivo. ¿Por qué estamos seguros? Porque para explicar algo de forma tan sencilla, que hasta un niño puede entender, necesitas haberlo comprendido a un grado tal que puedes enseñarlo; y eso, en muchos temas, es más valioso que una simple memorización.
Y tal vez te preguntes: ¿Qué hago si no tengo un niño cerca? O ¿Qué hago si hay niños, pero no dulces disponibles? Todos tenemos un amiguito, de hecho, hablamos mucho con el: “Mi Mismo”, ¿lo recuerdan? Pues si lo necesitan el estará dispuesto a escuchar. Lo importante es que le expliques a alguien lo que hayas comprendido del tema; y esto nos lleva al siguiente paso.

 <a href='https://www.freepik.es/fotos/escuela'>Foto de Escuela creado por freepik - www.freepik.es</a>

Repasa lo que no has comprendido

En tercer lugar, identifica cuales son los errores en tu comprensión. Para esto te va ayudar “el niño”. Él podrá decirte lo que pudo entender, es decir, todo aquello que comprendiste y explicaste de forma sencilla. También podrá decirte lo que no pudo entender, es decir, todo aquello que no pudiste comprender tú tampoco y, por lo tanto, o no lo explicaste o no pudiste hacerlo de forma sencilla. Y aquí hay otra “maravilla” de este método ¿Cuál es?, quizás te preguntes, ahora sólo tienes que repasar lo que no tienes claro, en lugar de leer el mismo material una y otra vez. Así estás optimizando tu tiempo. Así que vuelve al paso uno, con la ventaja que ya tienes un tema aún más específico en el que centrarte.

Vuelve a explicar

Por último, revisa y simplifica lo aprendido y “llama al niño” otra vez y procede a explicarle nuevamente. De seguro habrás buscado palabras más sencillas y coloquiales, elementos visuales o ejemplos para explicar todo mejor.
Y todo esto es muy bonito, pero hay más. Ya hemos dicho que en un ensayo se requiere que expongas tu punto de vista de una tesis y argumentes a favor o en contra de la misma. Ahora bien, imagínate que desde la primera lectura abordas el tema con la idea precisa de comprenderlo, de poder explicarlo; esto hace que la chispa crítica se encienda, aún sin darte cuenta, y tu ensayo (o las ideas principales de tus argumentos y tesis) broten con facilidad.
Por último, queremos que recuerdes que el método Feynman: no se centra en la memorización, más bien coloca como base la compresión profunda y demostrar lo comprendido a través de la explicación. Si eres capaz de explicar el tema, ¡Felicitaciones, lo lograste!

Comentarios

Publicar un comentario